De lo sucedido en Segovia…

Impresionante la incursión cucarachera en tierras castellanas. Empezaremos por el principio, pa que nadie se nos pierda. A las 13 horas del domingo 1 de julio nos juntábamos todos en el local: Soma, Pepín, Vika, Toño, Rodrigo (Berzal Jr), Prol, Bitor, Agos, Zate, Fran y servidor. Juárez había viajado el día anterior y nos esperaba ya en tierras de Juan Bravo.

Tras cargar los zarrios, decorar un poco la furgo de Hispania, y repartirnos entre los dos vehículos (la furgo de Hispania y la de Toño), arrancamos.
En la furgo de Hispania, con Gun a los mandos, las cuatro horas de viaje dieron pa mucho: Oír un programa sobre la familia en la COPE (donde sino?), degustar los trabajos manuales de Prol y Fran, canturrear alguna canción de la radio o echar unas risas escuchando una atroz entrevista a Cristina Rosenvige y a Antonio Ozores. Hubo una parada técnica en el Burgo de Osma, en donde Fran repitió el experimento Menthos, con relativo éxito, y nos aprovisionamos de guarradas mil para comer y beber en la furgo.

Y, por fin, tras la panzada de kilómetros, llegábamos, puntualísimos, a la ciudad del Acueducto. Nos juntamos con Juárez, descargamos y empezamos a montar todo en el escenario. El sitio era precioso, una plaza en mitad de una calle peatonal, bajo la estatua del Comunero Juan Bravo. A medida que iba avanzando la prueba de sonido, se iba acumulando gente en la plaza, por lo que hubo que recordar que el concierto era más tarde, para evitar confusiones.
Subimos al hotel a cambiarnos, y diez minutillos más tarde de lo previsto sonaba ya la sintonía de Curro Jiménez, anunciando el principio del concierto. El principio de la fiesta. Parecía que estuviéramos en casa! La gente disfrutó un montón, y se llenó a rebosar la plaza. Un público muy entregado, escuchando las letras y las presentaciones con mucha atención, y participando cuando era necesario. Impresionante como puyan la man en la ciudad de los Berzal. Muy buen sabor de boca, la verdad.

Nada más acabar el concierto, los que se volvían recogieron todo y emprendieron la huida hacia Zaragoza. Kike, Agos, Prol y Bitor tenían que currar y se pegaron el palizón de volver después del bolo. El resto de la expedición nos fuimos a cenar, y lo hicimos a conciencia, en plena Calle de Los Bares. Tras la cena, cubatazo en la plaza mayor. A lo tonto, nos dieron las 3 y pico de la mañana. Emotiva despedida, a esas horas, de Nacho Juárez, que a las 5 de la mañana se iba para Madrid para coger un avión rumbo a Brasil, en donde va a estar todo el mes de Julio, en un cursillo acelerado para perfeccionar su movimiento de cadera en el escenario. Fue el primero en retirarse a dormir, y el único que no pegó ojo, obligándonos a bajar a echar otra cuando subíamos a dormir y esperábamos encontrarlo durmiendo como un bendito. Cosicas del Nachete.

Y al día siguiente, a las 12 desayuno, y a las 13 paseo turístico con Toño y Rodrigo de guías. Y después, como veníamos amenazando desde hacía meses, nos fuimos a darnos un homenaje gastronómico por todo lo alto: Judiones de la Granja, Cochinillo y Ponche Segoviano. Poco se puede decir: o se va allí y se prueba, o es imposible hacerse a la idea de lo que significa. Como auténticos leones.

Y tras el necesario café, sobre las 16,30 nos montamos en la furgo de Toño y emprendimos la vuelta, encantados de nuestra breve pero intensa estancia en una ciudad que por algo es Patrimonio de la Humanidad. Imaginaos si gustó, que Vika, en el mismo momento de volvernos, decidió que se quedaba cuatro días más….

En fin, que un gustazo. A ver si volvemos por allá….la ciudad de la Lunallena...

Nos vemos